viernes, 15 de febrero de 2013

1997 : Bautismo en Picos


Esta entrada no pretende ser un recorrido relatado como en otros casos de una determinada ruta. Se trata, mas bien, de la narración de una de las experiencias mas importantes de las que he disfrutado: una travesía de 3 días por Picos de Europa con mis padres. Un espectacular recorrido por lo desconocido que me marcó para siempre y que después de ojear alguna foto "antigua" he querido compartir. Sin mas preámbulos ahí va :

El viaje hasta Fuente Dé me resulto largo y pesado, la lluvia escurría por las ventanas del autobús mientras nos acercaba a Potes. Después de trazar infintas curvas llegamos a la capital del valle de Liébana donde agradecemos estirar las piernas mientras esperábamos al microbús que nos acercaría ya de noche hasta Fuente Dé.

No recuerdo donde dormimos, lo que sí recuerdo es como nos acercamos pronto hasta la estación del teleférico envueltos en una lluvia fina que no cesaría en todo el día.

Camino al teleférico frente al Camping "El Redondo" en Fuente Dé. Todavía no sabía lo que me esperaba


Ascendimos en el teleférico rodeados de nubes sin poder disfrutar de las vistas y una vez arriba comenzamos a recorrer la pista que nos llevaría hasta Sotres, pasamos frente al chalet real y el refugio de Aliva y nos encaminamos cuesta abajo en medio de uno de esos días grises y lluviosos en los que las nubes se aferran al suelo.

Pasamos delante de las Vegas del Toro y llegamos a los invernales de Cabao ya chorreando, aquí cogimos el desvío para afrontar la última subida hacia Sotres.

Resoplando en las Vegas del toro

Cerca ya de Sotres

Comimos en el bello pueblo de Sotres y pasamos lo que quedaba de tarde paseando y buscando donde dormir. Nos toco una oscura cuadra llena de aperos que estaba "reconvertida" en albergue, allí pasamos la noche respirando el aroma de sus anteriores inquilinos.

Al día siguiente nos tocaba la subida hasta el refugio de vega Urriello y nos pusimos pronto en marcha. Ya integrados totalmente en el entorno gracias al perfume animal con que fuimos obsequiados en el "albergue" emprendimos la subida hacia Pandébano donde nos encontramos de nuevo en mitad de la niebla que despejaría hasta el mejor momento: cuando al doblar el saliente rocoso de la canal de Valleju apareció la imponente mole del pico Urriello sacudiéndose las nubes que lo cubrían.

Sonriente y orgulloso de haber llegado hasta allí


Remontamos el camino atraídos por la hermosa peña, y ayudados, en mi caso, por unos cuantos pinchos de foie-gras que me vinieron muy bien cuando mas atacaba la pájara matinal.

Llegamos al refugio Delgado Úbeda y a mi me pareció estar en mitad de un decorado, nunca había estado en un lugar tan salvaje, rodeado por inmensas moles en medio de un subyugante entorno de roca.
Me encantó.
Olvidé que hacía un rato estaba cansado y subí a tocar la pared del Naranjo, después seguí subiendo para patinar por unos neveros hacia los Tiros de la Torca e incluso nos acercamos hacia la Brecha de los Cazadores aunque acabamos dando la vuelta porque se hacía tarde.

Era difícil ver el Pico y no acercarse para tocarlo. De repente ya no estaba cansado.


Todavía nos quedaba un gran día. Para la siguiente jornada mi padre había programado bajar por el Jou Lluengo, hacia las canales de Camburero y Balcosín, le había oído hablar de esas dos canales así que me ya me esperaba algo espectacular.
Pronto me dormí deseoso de que pasara rápido la noche para seguir con la marcha.

Haciendo amigos en el refugio


El último día de la travesía despertamos en medio de algo parecido al paraíso y nos encaminamos por la margen izquierda del jou Lluengo para desviarnos mas abajo hacia la majada y canal de Camburero, acceso mas cómodo para la canal de Balcosín.

Bordeando el Jou Lluengo

Hacia Camburero, dejando atrás el Pico


Poco a poco fuimos dejando atrás el mundo de roca de las alturas para internarnos en una vegetación exuberante, a la corta y pindia canal de Camburero le siguió la encajonada y larga canal deBalcosín.

En Camburero (cuidado con los resbalones)
En la parte baja de Balcosín


Descendimos entre pequeños saltos de agua siguiendo el arroyo bajo impresionantes paredes mientras iban apareciendo los primeros árboles. Esta zona me pareció espectacular, y llegar a Bulnes, ya entre tanta vegetación, me resultó como el llegar a una aldea apartada del mundo real, donde el tiempo se hubiera detenido hace ya muchos años.

Desde Bulnes continuamos también por un espectacular camino, el que recorre la canal del Tejo, aunque después de lo que había visto no me pareció para tanto.

En la canal del Tejo


Llegamos a Poncebos después de un largo día, allí cogimos un autobús y para Arenas de Cabrales, otro y para Unquera y ya el último nos llevó hasta San Vicente de la Barquera donde pasamos un par de días disfrutando lo que quedaba de minivacaciones.

Y después de 16 años todavía no he vuelto por ninguno de todos estos sitios, es que hay tanto para ver...
Algún día habrá que volver por Horcados Rojos, pero sin prisa. Un saludo!







4 comentarios:

  1. Una suerte que tus padres te llevaran por esos sitios. Y para que un pequeño aperciba del entorno han tenido que ser unos adultos los que le trasmitan esa pasión. Por eso, doble mérito para tus padres.
    Por qué no has vuelto a lo largo de estos 16 años por esos lugares? No sé, yo ascendí el Picu hace 33 años y en este tiempo solo pasé por su base en otra ocasión. Pero como tu bien dices; hay tantos sitios que una vida no da para todo. Si hubiera repetido tal vez no hubiera conocido el Fizt Roy, el Cerro Torre, el Monte Kenya o el Annapurna. Volveremos? Posiblemente.
    Me gusta mucho la entrada.
    Por cierto menudos soplillos jajajaja.
    Un saludo Francisco.

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  2. Una suerte como dices que me dieran esto a conocer y agradecido estoy. No he vuelto porque no ha coincidido, valoro mucho la montaña que tengo cerca de casa y hasta que se me acabe todavía me queda pa´un rato ;).
    Lo de los soplillos digamos que luego me fue creciendo la cabeza y quedó la cosa un poco mas compensada (acabé cabezón).
    Un saludo

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  3. Gracias Jose Luis, me alegro de que te haya gustado

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